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Marzo, donde acaba el invierno y nace la primavera

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­Llega marzo y con él la primavera. Ese momento en el que todo florece.

Creo que también yo lo haré. Si me sigues de cerca en mis redes habrás visto que he tenido que frenar. Mi cuerpo me ha dicho BASTA y mi mente ha gritado NO PUEDO MÁS. Y por fin me he escuchado aunque hayan tenido que gritar mucho para que les haga caso. 

Estoy cuidándome, a otro ritmo (el que me permite ser madre y tener que ir a mi trabajo por cuenta ajena) y estoy abierta a lo que me llega y debo decir que están llegando cosas preciosas, personas mágicas en el momento adecuado y curiosamente todas con el mismo mensaje: Escucha tu cuerpo y cuídate. No es fácil parar, no es fácil delegar, no es fácil decir hoy necesito dormir y desconectar. Sentir que tengo que dar explicaciones a cada rato es agotador aunque entiendo que es lógico cuando tienes obligaciones pero el sentimiento de culpa aún asoma cuando decido priorizarme.  Ya veis que no es fácil para nadie cuando hay un patrón de conducta tan marcado pero tengo clarísimo que con ganas y ayuda se puede cambiar así que sigo en mis propios procesos personales de crecimiento y autocuidado mientras me formo para acompañar de la mejor manera posible a aquellas personas que van confinado en mí. 

Quizá no te parezca profesional que me desnude tan abiertamientamente mostrando mis debilidades pero es algo que también estoy aprendiendo a hacer y aceptar y no pasa nada. Y por encima de profesional soy persona, y merezco cubrir mis necesidades y si alguien considera que esto me hace menos profesional, lo siento. Encantada de haberte conocido, fue bonito mientras duró. No ha sido fácil tomar la decisión. ¡Estaba tan emocionada por todo lo que había en mi agenda! pero mi cuerpo necesitaba primero otras cosas. Así que ahora además de emocionada estoy orgulla de haber conseguido tomar distancia de algunas cosas durante unos días, haber delegado otras y sobre todo haber pedido ayuda. 

El patrón estaba grabado a fuego y el trabajo va a llevar tiempo. Y veo que nos pasa a muchas. Está en la cultura, en la educación, en los genes. Se acerca el día de la Mujer Trabajadora y es un orgullo serlo pero queda mucho por aprender. Hemos cogido, hemos adquirido pero no hemos aprendido a soltar también y mientras no lo hagamos nuestra balanza personal va a estar tan inclinada que no va a ser fácil disfrutar de los triunfos. 

Y en estos peores momentos, en mi casa a lo “Drama Queen” queriendo descansar, dormir y llorar mi agotamiento ha pasado algo mágico: ¡he acabado mi libro! . Sabía que este tiempo para mí me ayudaría a avanzar en él, también lo necesitaba, pero ha sido increible. De nuevo la escritura es mi llave para sanar, es mi terapia para vaciar. Han habido momentos de no poder parar, de añadir partes que estaban ahí esperando que llegara la inspiración para desarrollarlas.

Llegó, llegó con fuerza en el momento en que me permití fluir, cuidarme, desconectar y alejarme de lo que me resta y dedicarme a escuchar y mirarme dentro. Ahora toca esa parte del proceso desconocida para mí en la que mi bebé va a ir pasando de mano en mano y aceptar opiniones, sugerencias y ver cómo le dan esa forma necesaria para que resulte atractivo a tus ojos y tengas unas ganas locas de comprarlo. 

Ojalá puede verte un día en una firma de libros y podértelo dedicar… por soñar ya a estas alturas que no quede.

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